Hola, hace tiempo que no damos señales de vida debido a diversos motivos y uno de esos, es que Tadao tuvo un accidente, nada grave, pero que le significó tomar un reposo de todo. Luego, llegó las respectivas vacaciones con su familia, lo cual llevó a que no tuviese tiempo para su hobby. Luego, llegó el fin de año y su locura (sí que estuvo movido) lo cual no permitió que avanzáramos. Aunque tenemos algunos trabajos de traducción y edición ya listos, queremos llegar a un número alto de trabajos terminados que nos permitan hacer publicaciones por varias semanas consecutivas. Dentro de lo que podemos adelantar, es que algunos trabajos son traducción directa desde el japonés, ya que encontramos una app que extrae el texto en japonés y que junto con otra app se puede traducir al español sin pasar por el inglés, y sus resultados de traducción son bastante aceptables. El único problema es que la app que extrae el texto en japonés de la imagen es muy sensible a cuando entre los caracteres
Por Kelly Mclure, en Revista Vice España
Mientras escribía lo que acabo de escribir sobre peña que puede que nunca haya puesto la boca en un coño, he tenido que pararme a pensar en qué tipo de criatura entraría en la categoría “no como vagina”. Lo he pensado durante un buen rato, como si estuviese tratando de solucionar un problema matemático particularmente difícil porque, después de comer coños durante 21 años, no me puedo imaginar cómo sería la vida sin eso. Es una de mis comidas favoritas.
Ah, hola. Soy extremadamente lesbiana. Quizás no te habías dado
cuenta. Lo primero que hay que saber sobre las lesbianas es que, a menos
que seamos unas bobaliconas o unas lesbianas falsas, sabemos un montón
sobre coños. Pero como suele enseñarnos la vida, entusiasmo no siempre
es equivalente a habilidad. Te pueden encantar los coños y ser pésima
comiéndotelos. En el mundo del sexo lésbico hay dos actos que son los
más difíciles de hacer 1) atarse y 2) comerse un coño increíblemente
bien. Este post se centrará en el segundo punto, y con un poco de
suerte, le será útil a las lesbianas, a las chicas que se están haciendo
lesbianas, a los tíos, o a quien sea.
1) Tú eres la jefa
Cuando vi mi primera vagina, a parte de la mía, claro, flipé. En
realidad, una vagina no es algo muy bonito, y ahí abajo pasan un montón
de cosas. Tuve que hacer un verdadero esfuerzo mental, personal y físico
(como dolor de cervicales, quedarme dormida mientras lo hacía, matarme
haciéndolo y querer llorar cuando ves que a la persona le está costando
la vida correrse) para hacerlo como es debido. Con la práctica y el
tiempo descubrí que si te enfrentas a una situación de sexo oral
pensando “esta tía se va a correr, si no es que lo hago fatal”
probablemente ella no se corra y tú lo vas a pasar mal. La presión es lo
peor y ahuyenta los orgasmos. Imagínate a un granjero intentando arriar
a sus ovejas quedándose parado en medio de un campo gritando y silbando
para que vengan. Ponerse nerviosa a la hora de comer un coño solo hará
que “las ovejas” que intentas atraer se alejen aún más. Lo importante es
que pienses algo así como “voy a poner la cara en este coño porque me
da la gana y porque ya he visto el episodio de Mad Men de esta semana. Y
no me importa si se corre o no”. Y entonces se correrá. Te lo prometo.
Lo peor es cuando alguien piensa “Voy a hacer que vea las estrellas” y
entonces entierra su cara entre tus piernas y empieza a hacer ruiditos
para sacarse tus pelos púbicos de la boca. La mayoría de las historias
que he oído sobre el tema empiezan por “una vez un tío me hizo algo
graciosísimo”. No hagas nada que sea gracioso. No te saques de la manga
movimientos raros. Sé honrada/o y hazlo con calma. Sigue ese consejo
hasta que puedas adivinar por sus gemidos y gimoteos qué es lo que más
le gusta (con suerte eso será fácil, a menos que la chica no sea
expresiva, lo cual es una putada). Empieza por movimientos suaves con la
lengua ensanchada y ve allanándola, según la forma del coño y luego
procede con lengüetazos lentos pero constantes, como si te estuvieses
comiendo el mejor helado del mundo. Hazlo muy muy muuuuuuuuuuuuuuuuuuuy
lentamente, mientras le coges los muslos con las manos. Espera a que
empiece a retorcerse, y entonces ataca al clítoris a matar como si fuese
una araña en tu bañera. Si estás haciendo cosas raras y de repente oyes
un “ven aquí, quiero besarte” es que la estás liando. No intentes
persistir, y sobre todo no intentes bajar a rematar la faena. Has
perdido esta partida, pero piensa en lo que has hecho mal antes de que
la chica se vaya a casa, y vuelve a probar la próxima vez. No hay nada
malo en necesitar práctica, y tampoco en preguntarle a alguien lo que le
gusta.
3) Pasos
Las vaginas son muy inconstantes. El mejor modo de explicar lo que
quiero decir es comparar las vaginas con estar súper fumado y querer
comer a saco. Estás fumado y solo puedes pensar en Doritos, pero
entonces llegas a casa, metes la mano en la bolsa y te das cuenta de que
también quieres chocolate. Las vaginas son así. Siempre habrá un dolor,
una necesidad, un “agujero que rellenar”, pero tienes que meter un
montón de mierda en ese agujero para satisfacerlo. ¿Has visto esa peli,
Tremors, en la que sale Kevin Bacon? Imagínate que el monstruo de la
película con todos esos dientes es la vagina a la que te estás
enfrentando y a la que le estas lanzando de todo solo para cerrarle la
“boca”.
En realidad, esta es una técnica bastante fácil, pero tampoco hay que
pasarse. Básicamente, la clave para comer coño y triunfar haciéndolo es
empezar lamiendo poco a poco, con ritmo, como hemos explicado antes,
luego atacar un poco al clítoris (que la punta de la lengua toque el
clítoris, apretándola un poco y moviéndola muy ligeramente adelante y
hacia atrás, como si intentases girar un M&M) y luego volver a bajar
el ritmo y a hacerlo suave como al principio. Después de concentrarte
en el clítoris y una vez vuelvas a ir despacio, la tía que te estás
tirando muy probablemente gemirá un poco o dirá algo así como “por
favor, no pares”, y entonces le meterás tres dedos por el coño, hasta la
mitad mas o menos. Mientras los metes, tienes que girarlos un poco
hacia ti y encajarlos un poco en el hueso, cuya forma es muy conveniente
justamente para hacer eso. Seguro que hay un término médico para ese
hueso, pero no tengo ni idea. Si mientras quieres hacer algo con la otra
mano, sitúala en la parte baja del estómago/hueso púbico, plana, y
aprieta un poco. No sé muy bien por qué, pero parece que les encanta.
Espero que esto os haya podido ayudar, al menos un poco. Y si solo
eres capaz de recordar una cosa de todo lo que acabo de contar, que sea
que esa manera rara que tienes de chupar duele, y que soplarle a una
vagina es muy mala idea.
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