Hola, hace tiempo que no damos señales de vida debido a diversos motivos y uno de esos, es que Tadao tuvo un accidente, nada grave, pero que le significó tomar un reposo de todo. Luego, llegó las respectivas vacaciones con su familia, lo cual llevó a que no tuviese tiempo para su hobby. Luego, llegó el fin de año y su locura (sí que estuvo movido) lo cual no permitió que avanzáramos. Aunque tenemos algunos trabajos de traducción y edición ya listos, queremos llegar a un número alto de trabajos terminados que nos permitan hacer publicaciones por varias semanas consecutivas. Dentro de lo que podemos adelantar, es que algunos trabajos son traducción directa desde el japonés, ya que encontramos una app que extrae el texto en japonés y que junto con otra app se puede traducir al español sin pasar por el inglés, y sus resultados de traducción son bastante aceptables. El único problema es que la app que extrae el texto en japonés de la imagen es muy sensible a cuando entre los caracteres
Por distintos prejuicios e ideas erróneas, el llamado “sangrado menstrual” tradicionalmente ha sido considerado como sucio, impuro y contaminante. De hecho, algunos textos bíblicos vinculan el despeñe catamenial (menstruación) con la inmundicia. Por ejemplo, en el Levítico puede leerse: “La mujer, cuando tenga la menstruación, quedará inmunda (sucia) durante 7 días. El que la toque quedará impuro hasta la tarde. El lugar donde se acueste o se siente mientras está inmunda, quedará impuro. El que toque su casa, lavará sus vestiduras, se bañará y quedará impuro hasta la tarde. Si ella está sobre el asiento o la cama, el que los toque quedará impuro hasta la tarde. Si un hombre se acuesta con ella, le pasará también a él la inmundicia; quedará impuro durante 7 días y la cama que use quedará impura”.
Los judíos que practican la ortodoxia religiosa siguen la tradición de la nid-dáh (impureza menstrual), la cual supone una estricta prohibición coital durante ese período. Aun en la actualidad, también hay personas cristianas (católicas, protestantes, etc.) e incluso no religiosas, agnósticas o no creyentes (que sin practicar precepto religioso alguno) se abstienen de relaciones sexuales con penetración vaginal durante el período menstrual.
Algunos analistas afirman que el origen del tabú sexual durante el desprendimiento del endometrio, corresponde más a una política pronatalistaque a una fobia o aversión a la sangre y a los desechos celulares de un revestimiento uterino que en esa etapa no anidará algún huevo fecundado. Aquella política pública convertida en mandato religioso fue importante y válida en aquel entonces para el pueblo hebreo. Habría que reflexionar si todavía tiene validez y pertinencia en el aquí y ahora. Como quiera que sea, las diferentes religiosidades y el ateísmo, merecen respeto.
Una de las figuras centrales del catolicismo, San Agustín, consideró en su momento que las relaciones sexuales durante la menstruación no estaban justificadas, pues las oportunidades de concebir (fecundar) eran nulas o muy escasas. Una cita textual del Código Islámico de Sidi Khebil es ejemplo claro de los prejuicios en torno al hecho en cuestión: “aquel que para satisfacer su placer toca (léase: tiene relaciones sexuales) a una mujer durante la menstruación, pierde la fuerza y la tranquilidad del espíritu”.
Desde las ciencias médicas es importante afirmar que la menstruación, o mejor dicho, el contenido menstrual, es estéril y aséptico; es decir, libre de gérmenes nocivos.
El hecho de que el líquido seminal arrastre consigo microbios que forman parte de la flora natural de las paredes vaginales y los lleve al entre abierto cuello de la matriz, podría teóricamente generar infecciones, pero en mujeres y hombres sanos, no es algo que suceda. Por lo tanto, no es la menstruación una razón médica que contraindique el coito.
Finalmente, es necesario señalar que muchas mujeres y hombres tienen buenos niveles de deseo sexual durante “la regla” y que, además de no existir inconvenientes clínicos para tener |relaciones sexuales, es también un buen motivo para un acercamiento afectivo y erótico con la pareja en una fase del ciclo hormonal en el que, efectivamente, las posibilidades de un embarazo no deseado, son escasas. Más aun: Diversas parejas incrementan su impulso sexual cuando no hay el riesgo de reproductividad: Liberan el deseo al suprimir sus miedos. Por otro lado, no se ven en la necesidad de programar con agenda y contra su voluntad, sus encuentros eróticos. Por supuesto que el placer sexual no está reñido con la responsabilidad: ¡hay que emplear, en los casos pertinentes, metodología de anticoncepción y de prevención de infecciones de transmisión sexual!
Si mujeres y hombres eliminaran sus prejuicios en torno a las supuestasnocividad e impureza de la menstruación, su placer erótico tendría más oportunidades.
Médico sexólogo y psicoterapeuta.
Caleidoscopía, Espacio de Cultura, Terapia y Salud Sexual
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